sábado, 10 de diciembre de 2011

Los Animales, Mis Hermanos

por Edgar Kupfer-Koberwitz
de Animal Rights Resource Site

El texto siguiente fue escrito en el campo de concentración de Dachau, en medio de toda clase de crueldades. Fue garabateado furtivamente en un hospital donde estuve durante mi enfermedad, en un tiempo en que la Muerte nos perseguía por todas partes, y en el cual perdimos a doce mil en el plazo de cinco meses.



Querido Amigo:

Me preguntaste por qué no como carne y te maravillas de las razones de mi comportamiento. Tal vez piensas que hice voto, una forma de penitencia, negándome todos los placeres gloriosos del consumo de carne. Recuerdas los bistecs jugosos, los pescados suculentos, salsas maravillosamente sabrosas, jamones perfectamente ahumados y miles de maravillas creadas de la carne, encantando miles de paladares humanos; por cierto recordarás la exquisitez del pollo asado. Ahora, ves, estoy rechazando todos esos placeres y tú crees que sólo la penitencia, o un voto solemne, un gran sacrificio podría privarme de esta manera de disfrutar de la vida, o forzarme a sobrellevar tal renunciamiento.
***
Estás atónito, y me preguntas: «¿Pero por qué y para qué?» . Y estás preguntándote si casi adivinaste la razón misma. Pero si trato ahora de explicarte la razón en una frase exacta, estarás atónito de nuevo de cuánto se ha desviado tu adivinanza de mi motivo verdadero. Escucha lo que te tengo que contar:

Rehúso comer los animales porque no puedo nutrirme con el sufrimiento y la muerte de otras criaturas. Lo rehúso porque yo he sufrido tanto que puedo sentir el dolor de los demás cuando recuerdo el mío.
Me siento feliz, nadie me persigue; ¿por qué debo yo perseguir a otros seres o causar que se les persiga?

Me siento feliz, no soy prisionero, estoy libre; ¿por qué debo yo causar que otras criaturas lleguen a ser prisioneros y que las envíen a la cárcel?
Me siento feliz, nadie me daña; ¿por qué debo yo dañar a otras criaturas o causar que les dañen?

Me siento feliz, nadie me hiere; nadie me mata; ¿por qué debo yo herir o matar a otras criaturas o causar que las hieran o maten para mi placer y conveniencia?
¿No es natural que no inflija yo el mismo dolor que, espero y temo, nunca se me inflija a mí? ¿No sería injusto hacer tal cosa con el único otro propósito del placer físico a costa del sufrimiento y de la muerte de otros?

Estas criaturas son más pequeñas e indefensas que yo, pero ¿puedes imaginar a un hombre razonable de sentimientos nobles a quien le gustaría basar en tal diferencia el derecho de abusar de la debilidad y la pequeñez de otros? ¿No piensas que sea el deber del más grande, del más fuerte, y del superior proteger las criaturas más débiles en vez de perseguirlas, en vez de matarlas? "Noblesse oblige." Quiero actuar de una manera noble.

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